Quería aprovechar esta entrada para anunciar que vuelvo al
trabajo y que intentaré mantener actualizado el blog como antes; de nuevo, os
pido disculpas por la pequeña baja que me he tomado, y os doy, como siempre,
las gracias por estar a nuestro lado.
En su última entrada, mi colega Víctor hizo un llamamiento a
la humanidad que pueda quedar en nosotros para intentar hacernos recordar que
venimos de la Tierra, y la Tierra vamos; es solamente lógico que intentemos
cuidar de ella. Como de costumbre, quiero pararme a analizar la situación de
España. Somos el país Europeo con más índice de luz y radiación solar, tenemos
altos niveles de viento (especialmente estos días), al ser una península, por
si queda alguna duda, estamos rodeados de mar (es decir, energía mareomotriz);
¿nadie se da cuenta de que podríamos ser completamente autosuficientes?
Naturalmente, soy consciente de que existen varios problemas/inconvenientes
(impacto paisajístico, desorientación de aves por la influencia de los aerogeneradores, imposibilidad de almacenar la energía que éstos últimos
producen, etc.), pero con los conocimientos de nuestros ingenieros de hoy en
día, todos ellos podrían ser reducidos a su mínimo impacto; en cambio, hay un
impedimento que ni siguiera el más poderoso de todos los soles puede sortear:
Don Dinero.
Transformar el país en autosuficiente, energéticamente
hablando, supondría un altísimo gasto para la población (que, no obstante, se
vería retribuido a largo plazo), pero también una gran cantidad de empleo para
productores, instaladores, personal de mantenimiento e inspectores; sin
embargo, todos somos conscientes de lo que la autosuficiencia implica: el
cierre de las industrias energéticas no renovables. Y eso, como bien sabemos, no le
interesa a Don Dinero. El comercio del petróleo es una de las fuentes de mayor
conflicto del mundo; tanto éste como el carbón se están agotando, problema para
el cual se desarrolló la energía nuclear, causante de las peores catástrofes
concebibles, con suerte sólo en caso de accidente. Las
energías no renovables dan dinero, mucho; y ya sabemos que el dinero mueve al mundo. Pero ciñéndome al tema, estas energías se agotarán tarde o temprano; y con ellas, empezará una terrible guerra por la última gota de petróleo.
En esta entrada, que ideé hace ya
algunas semanas, iba a decir que no nos pueden cobrar por el Sol, pero, al parecer,
el Ministerio de Industria, Energía y Turismo se me ha adelantado y ha decidido
que sí pueden; en el siguiente link
podéis leer un artículo acerca del tema. Asimismo, se ha decidido reducir a un
tercio las subvenciones a las plantas eólicas (artículo al respecto en este link), con lo que el futuro de nuestra (o quizá sólo mí) idea de
autosuficiencia parece estar muy, muy negro. ¿Cómo pueden cobrar por el Sol? ¿Significa eso que HAY una
vía a las energías renovables sin que las pérdidas económicas capitalistas sean
masivas y, por lo tanto, insostenibles?
Es una situación precaria la que
estamos viviendo, y no podemos pedirle peras al olmo; en otras palabras, no hay
dinero para investigación, ni para que andemos gastando millonadas en energías
verdes; sin embargo, tenemos que ir mirando hacia ellas, necesitamos empezar a cambiar nuestras fuentes de energía, o de lo
contrario, como dijo Víctor en la anterior entrada, el futuro de la humanidad
no será mejor que el de la Tierra. Si se me permite el chiste malo, para distender un poco la situación con un toque ácido, no tenemos alternativa: renovarse o morir.