"Debes convertirte en el cambio que deseas ver en el mundo."

"Debes convertirte en el cambio que deseas ver en el mundo."
—Gandhi

domingo, 22 de diciembre de 2013

Por el respeto hacia los docentes

Siguiendo el hilo de mi última entrada, quiero denunciar la pérdida de uno de los valores más importantes de la sociedad: el respeto. Puede que este sea el valor concreto más importante de toda nuestra sociedad, y me complace proceder a explicar por qué, con ello confiando en que pueda hacer mella en alguno de mis lectores. La primera definición de dicha palabra en la RAE es "veneración, acatamiento que se hace a alguien"; sin embargo, dada la pérdida de valores ético-cívicos y morales de los últimos cincuenta años, me atrevo a decir que esta definición ya no se ajusta a la realidad que entendemos muchos por "respeto" hacia los demás.

Me centraré principalmente en el respeto hacia la figura que debería ser, en efecto, venerada por toda la sociedad: el profesor. ¿Por qué tenemos que respetar a nuestros profesores? Para escribir este artículo, yo misma he tenido que pensar con detenimiento la respuesta; para mí es algo natural, casi obligatorio, y me avergonzaría de mí misma si faltara al respeto a uno de mis docentes. Esto es, naturalmente, porque me lo han enseñado en casa (como bien digo en mi anterior entrada) desde pequeña, aunque ahora la sencillez y simpleza del asunto me está dando un curioso quebradero de cabeza; he llegado a la conclusión de que, en efecto, las razones son muy simples. Mis padres me han enseñado el valor de la cultura, la importancia de adquirir conocimientos, tanto para el futuro como para el presente, y poca gente hay a parte de nuestros profesores que estén cualificados/dispuestos a hacer dicha tarea. En este caso, respeto significa valorar lo mucho que estas personas hacen por nosotros, otorgándonos, nada más y nada menos, conocimiento. Es preciso respetar a nuestros profesores porque ellos nos están dando de comer, figuradamente; aquel que nos enseña a pensar, nos enseña a ser, y a falta de academias platónicas o escuelas pitagóricas en las que poder empaparnos de la oh, gran cultura griega, no nos queda otra que hacer caso al pobre panoli de la bata blanca que tiene que aguantar a un grupo de adolescentes que no podrían tener menos interés en lo que está diciendo.

¿He conseguido hacer palpable la injusticia de esta situación? A pesar de que nuestros profesores nos dan todo lo que tienen, es decir, sus propios conocimientos, para que nosotros podamos llegar aún más lejos de lo que han llegado ellos, hoy en día es tal la desfachatez de algunos alumnos que ni siquiera son capaces de agradecérselo mostrando un mínimo de respeto. Es cierto que hay profesores que, por desgracia, no se comportan como quizá deberían, y asimismo faltan al respeto a sus alumnos; una chica que conozco me dijo una vez: "No voy a respetar a (inserte aquí el nombre de la profesora a la que se refería, cuya identidad, naturalmente, no voy a desvelar) si ella no me respeta a mí". Esta extrapolación del "ojo por ojo" hammurabi es, lamentablemente, incorrecta, por la sencilla razón de que un profesor, en su posición de profesor, está por encima de ti, alumno, en tu posición de alumno (con esto quiero hacer presente que me refiero al ámbito escolar, que no fuera de él, pues ése es otro tema). De esto deriva que, por desgracia, el mundo no es justo, y aunque haya profesores que sean injustos con nosotros, es nuestra obligación como alumnos, como ovejas del rebaño que pastorean, respetar la labor que para bien o para mal llevan a cabo. Ello no quiere decir que tengamos que admirar a todos y cada uno de ellos, ni mucho menos; que cada uno haga y diga lo que quiera en privado, pero es imperativo que mostremos el debido respeto al menos ante los sujetos a tratar.

Esto puede parecer hipocresía (fingir respeto por el profesor que luego vas a poner a parir en el recreo), pero de hecho no lo es. Y es que el respeto actual (al menos tal y como yo lo veo) no se basa en una concepción ética, sino en un comportamiento moral; es decir, no necesitamos SENTIR respeto por nuestros profesores, mayores y demás figuras de poder (ya que se supone que están por encima de nosotros porque lo merecen... aunque ciertamente es muy discutible), aunque desde luego deberíamos, pero, al menos, MOSTRARLO. Esto puede extrapolarse también a la "seguridad" del anonimato del que disfrutamos en Internet, que prácticamente nos incita a decir lo que nos dé la gana, con ello pasándonos el respeto por la suela del zapato; quiero remitirme a un fantástico "tuit" que leí hace tiempo que decía "Respétame, hijo de puta" (pido disculpas si alguien se siente ofendido por el lenguaje, pero lo considero especialmente representativo). La ironía del mensaje es clara: exigimos respeto sin darlo, y lamentablemente este juego no funciona así.

 Las opiniones, los comportamientos, las personas... No todas son respetables, cierto es. Por ello tenemos que aprender a distinguir cuándo estamos en nuestro derecho de rebatir y reprender una actitud y cuándo es, no obstante, nuestra obligación la de agachar la cabeza y resignarnos a asentir, por mucho que disciernan nuestras opiniones al respecto del tema; no por sumisión, sino por respeto.


1 comentario:

  1. Me parece un punto clave de la actual crisis de educación,la falta de respeto a los docentes. No solo por alumnos sino también de padres. Cuantas noticias leemos de padres que agreden a profesores. Y volvemos a la entrada anterior, el profesor forma, pero la educación hay que aprenderla y vivirla en casa. Y ahí empieza el problema en mi opinión.

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